Con la llegada del mes de noviembre, se pone fin a una temporada llena de bodas y reportajes que he ido realizando en durante este año 2017. Unas merecidas vacaciones, en las que por supuesto, he seguido haciendo fotos. Entregar los últimos trabajos, los álbumes solicitados y reordenar todo el archivo fotográfico y sus backups. Cerca de 30.000 fotos realizadas en diferentes reportajes, bodas, sesiones en familia, y en mis viajes y escapadas, como no…
Ahora toca mirar atrás y agradecer a todas esas personas por depositar su confianza tanto en mi, como en Iker Franco, fotógrafo con el que colaboro desde hace ya varios años, y en aquellas personas que me han echado una mano de alguna manera u otra. Como Txaber, también fotógrafo, hermano y compañero. Esti, pareja y también fotógrafa que no deja de apoyarme en cada evento. Ivan o Eneko, amijos y compañeros de fatigas también.
Toca agradecer por su confianza, a todas las parejas que se han querido poner delante de nuestros objetivos, agradecer a esos invitados, que con su «tómate algo! que está to’pagao«, te invitan a una copa en el baile de la boda de su amiga o su primo, con intención de hacer más llevadero el trabajo, supongo… y eso aún diciéndoles que no nos gusta beber «estando de servicio». Toca agradecer a esos padrinos, madrinas y familiares en general, que nos invitan a picar algo en el cocktail de sus invitados, pero no, no somos invitados, el cocktail es para vosotros/as. Agradecer a maquilladoras, weddingplanners, DeeJays y restaurantes, que con su saber hacer, su estilazo y su desparpajo a la hora de dinamizar un baile, maquillando, o sencillamente teniéndolo todo escrupulosamente organizado, nos ayudan a encontrar LA FOTO más distendida y menos posada.
En definitiva, gracias por confiar en nuestro trabajo. ESKERRIK ASKO!!
¡Y ahora pisando el acelerador para la agenda 2018!
