Como ya comenté en otro post no hace mucho, con los reportajes de boda molones, el tener tiempo para preparar una sesión de fotos, y tiempo para poder hacerla, ayuda mucho a que el resultado sea incluso mejor de lo esperado. Siempre me gusta insistir en que, el lugar para las fotos, debe ser un lugar que signifique algo para la pareja o personas que me llaman, no me importa para nada aconsejar localizaciones que ya conozco, pero siempre me gusta salir de esa zona de confort y conocer nuevos sitios para echar una sesión de fotos. Y lo más importante, que luego las veáis y no penséis «¿y esto? ¿dónde fue? ¿a dónde nos llevó este tío?«. Que sepáis exactamente dónde y por qué quisisteis unas fotos en ese lugar.

Y algo parecido nos pasó con la pre-boda de Eli y Gaizka, ellos ya tienen su fotógrafo contratado para el gran día, pero decidieron pedirme, junto con Eneko, una sesión de fotos de pre-boda.

Para ello, echar mano de herramientas como PhotoPills, no solo ayuda a las escapadas y quedadas foteras con compañeros de paisaje y nocturnas, para coger bien la luz del atardecer simplemente, y saber cuando es buena hora para una luz plana, lineal y con una tonalidad que engancha, también ayuda y mucho. (Y no, no me pagan nada por hacerles un poco de publi)

Pero vamos al grano, ¿por qué elijo atardeceres para hacer las fotos molonas de parejas? Por los tonos de la luz, la famosa hora dorada, por que el sol coge una tonalidad y la luz, a pesar de ser fuerte, es más atractiva y suave para las fotos. Las fotos en si, una sesión de pre-boda, se puede hacer en cualquier momento del día, solo hace falta que coincidamos con tiempo suficiente todas las partes, ganas de echar unas risas y dejar la vergüenza en casa para la cámara. Ese 30 o a veces incluso 40% de feeling o buenrollismo con la gente, es lo que complementa al 60%-70% de este trabajo, de la técnica y de saber hacer unas fotos, o saber manejar una cámara.

ZORIONAK BIKOTE!!! ya no os queda nada 😉